Alguien dice que este fin de semana ha sido
raro. Prefiero definirlo como..intenso. Ya ha pasado, ya es lunes, y me he tomado la libertad de alargarlo un poquito más saltándome las clases de hoy. Aún así, es imposible escaparse de la maleta, del autobús y de la vuelta a la ciudad que sólo existe hasta que es viernes.
Podría perder todo el tiempo del mundo intentado definir cómo me siento ahora, pero con decir que se me mezclan
miles de sentimientos de manera incontrolable, supongo que será suficiente. Me han enseñado a intentar ser optimista y buscar un empujón que me haga coger fuerzas. No sé que tipo de ejercicio terapeutico será ese, pero probaré haciendo caso. Así que, empezaré desde abajo para quedarme al final, con el mejor sabor de boca.
Hoy me siento
triste y
confundida. Un viaje que de imposible pasó a ser una realidad y que corría el riesgo de verse truncado. No haré un gran descubrimiento diciendo que cómo no, el motivo del que se trata es dinero. Al final, hoy, he podido sentirme bien con un poquito de
esperanza, y aún mejor, por la persona que me la ha traído. Eso sí, como puedo llegar a sentirme con ese viaje al otro lado del mundo, es increíble. Explosivo. Ilusionada con el trato de quíen me acompañará y
nostálgica ya, por todo lo que echaré de menos cada noche.
Hoy, estoy cien por cien
adolescente, aunque haga unos días que deje atrás esa decena. A mis requetebien puestos 20 áños, no les supone esfuerzo encoger mi estómago pensando en quién ha pensado en mí.
Además,
cansada.
Preocupada por el examen imposible.
Nerviosa por todo y nada.
Aburrida de que se repita siempre la misma historia. Y,
enfadada con la gente que pierde su personalidad, que se deja absorber, que no sabe lo que vale.
Estoy, también,
ansiosa por responderme a todaas las preguntas.
Impaciente como suelo ser yo. Estoy,
expectante, esperando a ver qué opinan de mis nuevos pantalones.
Pensativa, melancólica, asustada, apagada..Pero, como también estoy con prisas (cosas que nunca cambian) dejaré toda esa mezcla sin darle más importancia y cumpliré la promesa de dejar lo mejor para el final. Contenta, tranquila de saber lo que hoy me espera. Estoy confiada, sabiendo que no hace falta mucho más, que las palabras son lo de menos, para que alguien sepa todo lo que tiene que saber. Sí, también estoy típica, moñas, romántica y previsible.Estoy
temiendo el viento de la calle pero
decidida a afrontar lo que queda de día con fuerzas. Este texto, ha quedado demasiado parecido a la que yo era antes, (mala señal hoy), pero por lo menos también deja constancia de algo. El que no sepa encontrarlo, que pregunte..o que imagine. ¡Que para eso están los finales abiertos!